F. R. Mayoral tituló "Mi grito" su copia facsímil del famoso grito de Munch |
Muchos analistas y estudiosos de esta obra, pintada en 1893 por Edvard Munch, se han preguntado si el grito que silenciosa pero intensamente profiere el personaje central del cuadro, era el reflejo de la angustia personal del pintor o si ese grito pudiese también esconder una crítica a la nueva forma de organización socioeconómica de la época. En definitiva, si Munch grita también contra las injusticias sociales y a las desigualdades económicas que acompañaron a la Revolución industrial. Posiblemente ambas cosas, ya que las obsesiones personales del pintor, bien pudieron causarle una hipersensibilidad ante la problemática social de su momento histórico.
Edvard Much, 1893 |
En "su grito", Mayoral ha captado los propios temores y tormentos de Munch que muchos compartimos. La fuerza expresiva se debe en gran medida a las técnicas y efectos pictóricos empleados, la estridencia del colorido y la sinuosidad de las líneas. Junto con el "Guernica" de Picasso, sin duda ha sido la obra que más ha conmovido a nuestro autor durante la realización.
Se expresa la soledad del ser humano y su pesimismo frente las adversidades. El grito de terror trae consigo la tensión y el pánico interior que destruyen la anatomía facial. Los rasgos de rostro desaparecen bajo el gesto. No hay nada de realismo, se representa el interior del individuo simbólico y no el exterior.
La figura del primer plano aprieta las manos contra su cara como signo de angustia y desesperación, mientras que, en segundo plano, aparecen otras personas frías y distantes como queriendo significar que el prójimo no nos ayuda en los momentos de desconsuelo.
El paisaje participa de ese malestar. El cielo encendido y los torbellinos parecen envolver amenazadoramente a la persona que grita. Los colores cálidos y fríos no están compensados, su efecto es agresivo, ofreciendo una imagen angustiada de la realidad social y del mundo interior que padece cada individuo.
Sobre esta obra, su creador explicó:
«Iba caminando con dos amigos. El atardecer. De repente el cielo se tiño de rojo, y sentí el aliento de la tristeza. Me detuve. Me apoyé contra la valla. Mortalmente cansado. Las nubes por encima del fiordo chorreaban un rojo humeante. Mis amigos siguieron avanzando, pero yo me quedé allí de pie, con una herida abierta en el pecho. Oí un fuerte y extraordinario grito atravesando la naturaleza.»
(Edvard Munch)
Acrílico sobre cartón.
Formato: 49x36 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).
2 comentarios:
Buen comentario y buena copia. Si has elegido este cuadro, que a mí por cierto me gusta muchísimo, supongo que será por alguna identificación personal con el tema. Todo artista expresa su dolor, sus emociones, sus miedos, a través de su obra. En este caso está muy bien expresado. Felicidades
Pues sí, en cierto modo Susana. Ese cuadro lo pinté a petición de una de mis hijas y ahora está en su casa junto a otros muchos que me ha "saqueado". Muy recientemente fue su cumpleaños y con él llegaron muchos recuerdos de los que forma parte ese cuadro.
De todas formas, en cuanto a lo que tú mencionas, me parece que hay que ser de cartón piedra para no tener o sentir motivos de gritar clamorosamente contra las injusticias y sinrazones que nos rodean. Besos y gracias por tus palabras.
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