Amante del cómic y el diseño gráfico, F. R. Mayoral quedó cautivado por el estilo de Úrculo |
Permeable viajero por los caminos del arte pictórico, nuestro autor no podía sustraerse al hechizo de las formas y colores del genial y tristemente desaparecido Eduardo Úrculo. La fuerza invasiva de un estilo que bebe referencias del Pop-Art y se solidifica en manifestaciones admirables, tanto en la pintura como en la escultura.
Eduardo Úrculo, 1996 |
Úrculo plasmó en este cuadro magistral la serena tensión de la mirada del artista mientras el vestido de la modelo se desliza para exponer a la vista su sensual desnudez. El maestro lo creó en 1996. Nuestro autor lo descubrió años después en el Museo Conde Duque de Arte Moderno de Madrid y no pudo evitar recrearlo para un amigo en el año 2003, adaptando el formato original a su destino final.
La gran pregunta pendiente que Úrculo ya no puede contestar, es si el "lugar inevitable" que da título al cuadro, re refiere al estudio del pintor o "ese lugar" de la bella y sugerente anatomía de la modelo que tanto abunda en su obra.
Pero, hablando más seriamente, creemos que Mayoral acierta cuando interpreta que el cortinaje de la izquierda, el color azul del vestido aquí despojado, así como la postura de espaldas del pintor que observa a la modelo, son claros aunque sutiles homenajes al único autorretrato conocido de Johannes Vermeer, con el título de "El arte de la pintura".
Óleo sobre tela montada en madera.
Formato: 70x55 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).
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