¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de

¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de
"La noche estrellada" 1889, Vincent van Gogh. Copia facsímil realizada con acrílicos sobre cartón por Francisco R. Mayoral (1996).

domingo, 11 de diciembre de 2011

Memoria ausente (pastel y tinta china sobre papel, 1973)

Los recuerdos de la memoria ausente sentidos en 1973 y resucitados mucho después.

Es éste un cuadro tan personal e íntimo que he decidido presentarlo personalmente. Probablemente es el único al que he ido cambiando el título con el paso del tiempo; si por cambio entendemos el de las palabras que no el del sentimiento y emociones de fondo que han permanecido inalterables... o eso creo.

Soy consciente de la aparente contradicción que implica hablar de "recuerdos" de una memoria ausente. Sin embargo, no creo equivocarme cuando espero que la sensibilidad y empatía de algún lector lo comprenda y experimente algo similar a lo que yo sentía cuando lo realicé, enmedio de una profunda crisis de soledad acompañada, la más terriblemente solitaria.

F. R. Mayoral, 1973
Los ocupantes, intencionadamente invisibles, de ambas sillas comparten espacio y tiempo, pero dramática y sensiblemente alejados en un vacío que no son capaces de llenar ni siquiera con sus cuerpos ausentes.

Más allá de su composición, cromatismo y estética, esta obra es la metáfora de una realidad que los torpes seres humanos somos capaces de provocar e incluso, erráticamente, repetir. Es un cuadro para contemplar, sentir y ¿reflexionar?

La técnica usada en su ejecución responde a la urgencia del exorcismo que precisa ser finalizado rápidamente. Ponerlo a la venta en esta galería virtual, casi cuarenta años después, es un segundo intento de exorcismo que persigue convertir definitivamente la memoria en ausencia.

Pastel y tinta china sobre papel (enmarcado)
Formato: 24,5x32,5 cm
Tamaño enmarcado: 42,5x50 cm
Consultar disponibilidad y condiciones.

2 comentarios:

Alfredo Daniel Lopez dijo...

Un cuadro muy intimista el tuyo amigo Francisco, que refleja o así lo siento, ese inmenso deseo de compartir el tiempo y el espacio siempre con alguien, al fin de cuentas no somos ermitaños y sentimos la necesidad de relacionarnos y dar y también recibir muestras de cariño... pues el vacío, la sensación de ausencia nos pierde en la inmensidad del olvido.
La memoria la considero como una manifestación de nuestro propio presente, por lo que visto así -al menos eso creo-, los recuerdos de la memoria ausente como buen lo defines, hacen alusión a ese tiempo personal, vivido con toda intensidad, donde desde nuestra propia percepción sentimos la soledad como manifestación del olvido, de la ausencia en que hemos caído. Pero ese olvido de nosotros con nosotros mismo y quizás con la relación que mantenemos con el mundo, es la percepción que recibimos pero que nunca dejamos realmente olvidada -hablo por propia experiencia- muy por el contrario, solemos recordar con claridad esos días de soledad y a veces cuando su recuerdo vuelve, no nos arranca precisamente una sonrisa, ¡Qué va!... Todo lo contrario, mantenemos muy viva los recuerdos de esa, en aquellos días de nuestra vida 'memoria ausente'.

Un abrazo fuerte amigo, siempre es nutritivo leerte.

Francisco R. Mayoral dijo...

Agradezco mucho tus palabras, Alfredo que, como no puede ser de otra forma y así lo dices, son fruto de tus sentimientos y experiencias. Poco que añadir por ello, salvo destacar el matiz de que ese cuadro y la historia a la que su memoria pertenece hay que siturarlo en 1973 y algo ha llovido desde entonces... En mi vida, en mi percepción y en mi memoria. Fuerte abrazo, amigo.

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