¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de

¿Por qué conformarse con una reproducción impresa cuando puedes tener una buena copia original de
"La noche estrellada" 1889, Vincent van Gogh. Copia facsímil realizada con acrílicos sobre cartón por Francisco R. Mayoral (1996).

domingo, 25 de noviembre de 2012

Fuerza de mujer al desnudo (acrílicos sobre cartón, 2001)


Podría ser que Pablo Picasso quisiese reflejar en esta obra la indoblegable fuerza de la naturaleza femenina.

Cuando escribo estas líneas, han transcurrido unos once años desde que descubriese este cuadro de Picasso, hasta entonces completamente desconocido para mí. Sin embargo, aún recuerdo la honda impresión que me causó este sorprendente tratamiento del desnudo femenino, especialmente en un pintor de sensualidad carnal tan desbordante como fue el admirado Pablo Picasso.

Francamente, no recuerdo el título con el que el creador de la obra original bautizó a esta escultórica pintura. No lo he encontrado pero lo considero irrelevante. Da igual cómo se llame, lo importante es la emoción que transmite. El sentimiento interior de quien contempla y vive la recia imagen, empatizando con ella.

A mí me transmite un carácter netamente simbólico que refleja la fuerza de la naturaleza femenina en abstracto. La fortaleza de la mujer genéricamente considerada. No es un retrato; el rostro carece de facciones identificadoras lo que acentúa su probable intencionalidad generalizadora.

La firme rudeza, casi viriloide, de la musculatura, remarcada con cincelados trazos firmes y colores sobrios, sólo se ve explicitada como femenina por los redondeados senos del torso. Sus manos, sin embargo, carecen de dedos acariciantes, más bien evocan los guantes de un boxeador. Todo contribuye a reforzar una suerte de advertencia... de aviso para navegantes desinformados.

La postura, aparentemente relajada, transmite más seguridad que descanso... Fuerza latente, musculatura tensada. Con un punto de rudeza y agresividad que podría ser amenazante. Como si anunciase el daño, el inmenso dolor, que una mujer puede llegar a hacer si así lo decide, por dulce y tierna que se haya mostrado previamente.

Un cuadro fascinante, tan lleno de sobria energía como carente de frivolidades cromáticas. No se precisan más colores. Como en el caso del famoso "Guernica" del mismo artista, serían un estorbo gratuito e innecesario.

En 2001 no pude resistir la tentación de intuirlo al pintar la copia facsímil que preside este comentario. Más tarde no pude evitar vivirlo.

Espero que sintáis lo mismo que sentí y siento cada vez que lo contemplo...


Acrílicos sobre cartón.
Formato: 60x70 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).


sábado, 3 de noviembre de 2012

El abuelo Vincent (acuarela y anilinas sobre cartón, 2001)


Si Vincent van Gogh hubiese llegado a viejo...

La intensa y truncada vida de Vincent van Gogh nos legó su apasionada, delirante y diferente visión de la luz y el color que, al dejar esta vida, permaneció brillando eternamente en el cielo oscuro y eterno de su ausencia, como las rutilantes estrellas del firmamento de su genial obra "La noche estrellada".

Resulta un tópico frecuente el comentario sobre lo que sentiría Vincent si "levantara la cabeza" y contemplase, con indudable estupor, la dimensión y el valor económico que sus obras han alcanzado, años después de que su hermano Théo pelease hasta la extenuación por intentar vender sus cuadros infructuosamente.

Un buen día del año 2001, se me ocurrió dar una "vuelta de tuerca" más al tópico, para imaginar su vejez. Su aspecto y ánimo, en el supuesto de que no hubiese fallecido cuando decidió partir. De ese pensamiento imaginario surgió la imagen que este cuadro representa...

Así nació, en manchas de color aguado y apresuradas, este anciano de roja barba que recuerda su pasado real con mirada cargado de firmeza y dolor, aunque orondo y satisfecho de su vida artística, contemplado, ¿por una nieta o amante tardía? con mirada de tristeza compasiva, la admiración y respeto que su trabajo, personalidad y éxito merecieron desde un principio, al margen de lo tardío del reconocimiento posterior.

Sirva como homenaje personal a mi admirado maestro.

Acuarela y anilinas sobre cartón.
Formato: 40x30 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).


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