Dos piezas independientes que conforman una sola imagen visual, luces y sombras inseparables |
Los poetas juegan constantemente con la luz y la sombra, aún más que con la realidad y el deseo; pues tanto la realidad como el deseo son sentidos como luz o como sombra. El deseo se expresa como algo luminoso en algunos poemas o como algo oscuro en otros. Así como la realidad también es expresada en sus aspectos luminosos y sombríos, según la enfoque la mente del poeta. Al fin y al cabo, estamos en un mundo donde se vive constantemente la experiencia del contraste entre la luz y la sombra.
Conocer la sombra por experiencia es un camino posible, pero duro y difícil, y el resultado es el testimonio de melancolía y callejón sin salida que a veces comunican los versos. Hecha la oscuridad, el poeta busca alguna luz para alumbrar su entendimiento. Una y otra vez, a lo largo de los años y de los poemas, nos brindan sus autores la lucha de la luz con la sombra en su interior.
El poeta es capaz de embellecer con la palabra incluso los estados indeseables de la mente. La soledad es luminosa o sombría según el estado mental con que la vive el poeta. Escribir desde el cansancio sombrío puede seducir a los demás o calmar de momento la necesidad de luminosa comunicación. La mente del poeta a veces es arrastrada hacia la sombra u orientada hacia la luz en un constante vaivén.
Desde estas reflexiones e incapaz de plasmar en versos rimados la serena soledad preñada de luz y las inevitables zonas umbrías que ella provoca, surgió la necesidad de pintar este poema simbólico narrado en dos piezas independientes y complementarias.
En el díptico pictórico, como en la vida, la dualidad es una constante. Hay dos piezas libres e independientes, con contenido y vida propias cada una de ellas. Podrían estar en espacios y tiempos diferentes. Sin embargo, cuando se unen, toman su significado completo, nuevo, diferente... pleno. No pierden su esencia, pero comparten las luces y sombras que inunda el espacio interior desde la ventana que les es común. Uno junto al otro, componen un nuevo elemento bañado de la intensa luz que es más apreciable por las sombras que proyecta. Son diferentes, pero llamados a formar un todo... en las luces y las sombras.
Acrílicos sobre tabla.
Formato de cada pieza: 50x40 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).