Las sábanas se hacen infinitas cuando son la única compañía. Obra propia. F. R. Mayoral, 1973 |
¡Qué inmensa puede resultar una cama cuando sólo un desnudo reposa en los recuerdos!
Ella espera... ¿Él se ha ido ya o no ha llegado todavía? No importa si la escena es antes o plasma el después. Lo que puede arrugar el alma, mucho más que las sábanas, es que sea "en vez de". Con la clamorosa presencia de la ausencia.
Por tributo a la estética de la belleza femenina que tanto admiro, la protagonista de este cuadro es una mujer... Pero el sentimiento que lo inspiró no distingue de sexos. El desvelado vacío que se expresa en la metáfora de su soledad en el lecho también lo puede sentir un hombre... Y, de hecho, lo sentía el autor en 1973, cuando pintó este sereno lamento.
Gouache sobre cartulina.
Formato: 34,5x50 cm
No disponible (puede duplicarse por encargo en formato a medida).
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