"Capricho floral (1)". Anilinas sobre papel couché, 2001 |
Diversas son las emociones y motivaciones que nos llevan a tomar los pinceles a quienes nos gusta expresarnos con ellos. Sin embargo, si hay un excipiente común a todas ellas, en el que se mezclan para llegar a convertirse en unas formas definidas, ese es el amor.
Amor en su sentido más genérico y elevado. Amor al arte en general, a la pintura en particular, a la luz, a la vida, al color, a la alegría... y, en este caso, amor a una señora que, pudiendo ser mi madre, me quiso como una amiga y me mimó y cuidó, en cierta época de mi vida, como sólo es capaz de hacerlo quien te ha parido.
Este cuadro es el primero de una serie de tres que me pidió para decorar la cabecera de su dormitorio matrimonial. Me dejó libertad absoluta y sólo expresó, tímidamente, que le gustaría que "hubiese flores", a las que adoraba como podía testimoniar cualquiera que se asomara al balcón de su casa.
Me puse a ello con la ilusión de hacerla feliz e intentar corresponder modestamente a las muchas atenciones que me había prodigado. El que aquí presento, es el primero de los tres cuadros que, gracias a la técnica elegida, realicé con bastante rapidez y, cuyo resultado, por fortuna, encantó a la destinataria.
En entradas sucesivas, colgaré aquí los otros dos que completan la terna de "Caprichos florales".
Anilinas sobre papel couché.
Formato: 70x52,5 cm
No disponible.
4 comentarios:
Al margen de la belleza de esos colores brillantes, me ha parecido aún más bello todo el amor que hay detrás de esta historia. Esas flores cobran vida y tienen alma, por todo lo que rodea su existencia. Gracias. Un abrazo, Francisco
Gracias a ti, Susana por tu gentil y emotivo comentario. Abrazo para ti.
Hermosa levedad, suavidad, elegancia de tonos y colores... Armonía y belleza en tus palabras también, con las que como intruso en la pintura y en el amor a la naturaleza estoy muy de acuerdo.
Abrazo.
Sabía que sentirías algo así. Gracias, mi amigo Teo
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